02 July 2012

La Legión Cóndor y el cementerio de la Almudena


Decía Pérez-Reverte en un artículo que la gente prefiere no mirar. Que hay que descafeinar las noticias, las fotos que aparecen en la prensa. Esconder, maquillar lo que no gusta, etcétera. En España somos especialistas en ello, especialmente con el tema de la guerra civil. Hoy leo que se ha retirado una placa-homenaje a la legión Cóndor del cementerio de la Almudena de Madrid.

Es curioso todo esto de los símbolos y las sensibilidades, que van cambiando según los tiempos. ¿Se imaginan? Héroes nacionales homenajeados ayer, molestia para la memoria y un estorbo visual hoy. No se ha actualizado la placa con algo más acorde a los tiempos, ni se ha puesto una pequeña ficha reseñando el interés histórico. La solución ha sido eliminarlo y dejar una losa blanca.

Explíquenme cómo una losa perdida en un cementerio de Madrid, que hace falta saber dónde está para encontrarla, supone un problema y un tema importantísimo de la agenda política, mientras ahí sigue la horripilante cruz del valle de los caídos, imposible de ignorar por los miles de coches que circulan por los alrededores de Madrid, en medio del paisaje de la Sierra.

Una cosa es no exaltar públicamente, ni colocar monumentos en lugares clave, y retirar de las instituciones lo que represente valores con los que ya no se está de acuerdo, que han quedado desfasados, o que van contra la sociedad. Otra muy diferente es ir eliminando sistemáticamente la historia de todos los rincones y que, encima, en tiempos como estos, suponga una prioridad y parte de la agenda política de unos cuantos.



Esto decía Pérez-Reverte acerca de la censura de fotografías "duras" en la prensa. Creo que es aplicable a casos como éste.

Y es que no se han enterado de nada, rediós. Esos menguados olvidan que la función de las imágenes de guerra atroces es precisamente ésa. Sacudir, atormentar, herir la sensibilidad del lector, del espectador, lo más que se pueda. Decirle: mira, gilipollas, esto es real. 
Lo que ocurre es que esta sociedad anestesiada, egoísta, que a pesar de la que está cayendo fuera y dentro sigue sin querer enterarse de en qué peligroso mundo vive, está empeñada en que nadie le altere el pulso. En que no la despierten de su imbécil sueño suicida. Lo que pide, o exige, es vivir cómodamente sentada en el sofá, zapeando entre anuncios con gente que baila y sonríe, Sálvame y el puto fútbol.
Saludos.

2 comments:

LifeBalance said...

Hace ya tiempo que en España hemos vuelto al fascismo. Esos que se autodenominan muchas veces demócratas, pero que exigen que se quiten todos los elementos que simplemente marcan la Historia de España.

Hoy en día alguien da su opinión y automáticamente se le exige una rectificación pública.

Si dices que las mujeres divorciadas hacen tal o cual cosa, veinte asociaciones de mujeres se les echan encima.

Si dices que Franco haría algo bueno, porque por mucho mal que haga alguien siempre hace algo también bueno, se te echan a la yugular.

Si defiendes la cadena perpetua o el derecho a la muerte digna (eutanasia) otro montón de personas que te atacan.

Hace tiempo hubo un tío (no recuerdo su nombre) que dijo que los que iban en silla de ruedas o habían nacido mal es porque estaban siendo castigados por sus actos en una vida anterior.

Personalmente el comentario me parece estúpido, pero cada uno que piense lo que quiera. Y un poco más y lo crucifican.

Que pides que ley sea dura con los criminales, siempre hay detractores comentando la importancia de que sean bien tratados, por eso hasta hace poco tenían piscinas y el trabajo forzado está prohibido.

Que cada uno diga lo que quiera, siempre que lo haga con educación. Pero no, hoy ya no se puede decir lo que uno piensa, siendo pacífico y educado. Ves con cuidado con lo que dices, que siempre podemos caer encima de ti.

Ese es el sistema que tenemos.

Saludos

Betawriter said...

Efectivamente, muy bien explicado. Además el fascismo disfrazado de libertad, igualdad y cuidador de sensibilidades es el más peligroso, porque se va infiltrando sin que el ciudadano medio se de cuenta y acaba racionalizando discursos absurdos.

Yo también lo he comentado alguna vez por aquí lo que dices: en este país, especialmente en algunas zonas, no se puede hablar de nada que no sea absolutamente trivial y mucho menos salirse de las doctrinas oficiales. Estamos tan acostumbrados a seguir ciegamente a "los nuestros", como a odiar y no escuchar a "los otros".

Saludos.